Hans Zimmer – Interstellar (2014)

Intimidad en el espacio. Eso es la banda sonora de «Interstellar»

Mucho se ha discutido de Interstellar. Revius no estuvo ajeno a este debate, pero si hay algo en que todos coincidimos, es que la banda sonora de Hans Zimmer (y su propuesta) fue muy interesante. En el día de su lanzamiento, acompáñenos en este viaje Interestelar para comentar la que es, quizás, la mejor banda sonora del año.

Hans Zimmer y Christopher Nolan estaban conversando de forma muy casual cuando el director le preguntó al músico lo siguiente. “Si yo te escribo una página de algo, no te digo de qué se trata pero sólo te entrego una página, ¿podrías darme un día completo de tu trabajo?”. “Lo que sea que logres en ese día será suficiente”. Zimmer, perplejo, aceptó. A los días, recibió una nota. En ella se hablaba de un padre que abandona a su hija por un importante trabajo. Se incluían, además, 2 líneas de diálogo que decían “I’ll come back”, a lo que la hija respondía “When?”. Zimmer su puso a trabajar y en pocos días hizo una increíble propuesta a Nolan. Se trataba de música muy íntima, fuera de toda magnificencia, que se centraba en el duelo del padre y de la hija que quedaba en el camino. Sólo cuando le entregó el tema que había construido en un día, se atrevió a preguntar de qué trataba la película. Nolan, a su manera, describió la historia espacial épica que rodea Interstellar. Zimmer entró en desesperación, pero Nolan lo tranquilizó: el corazón de esta película radica en la historia que te pedí que musicalices.  Con el tiempo, ambos coinciden en que se trata de la colaboración mutua donde la unión entre imagen y música está más lograda, en particular porque Zimmer es padre, y puede entender el dolor de dejar a un hijo como sólo un padre puede.

Conocer esta historia hace que veamos a Interstellar, desde un comienzo, con otros ojos. Hablaremos de un soundtrack que se aleja de los grandes trabajos de Zimmer. Esta vez, como pocas antes, la banda sonora será más compañera que protagonista. La música se pone al trabajo de una historia que, pese a su espectacularidad, podría ser la de todos. Que un padre deba abandonar a su hija por un trabajo importante debe ser algo que ocurra con mucha más frecuencia que la que imaginamos. Es muy sorpresivo el enfoque que decide Nolan. Rompe con todos sus trabajos anteriores, pero también rompe con un género que, como pocos, se articula siempre en la espectacularidad. Cambiar fastuosidad por sobriedad es una carta que nadie había jugado en el género espacial. Incluso los antecedentes más cercanos nos dicen que al menos en Hollywood, funciona la fórmula inmediatamente contraria. Steven Price recibió un reconocimiento generalizado con su trabajo para Gravity, donde la música, rompiendo alguno que otro esquema, seguía la línea de preponderancia que caracteriza las películas de astronautas. Nolan tiene una especie de fuero que le permite correr estos riesgos (leí por ahí que es el único director que puede entrar a un estudio de Hollywood con una idea loca y salir con 200 millones de dólares aprobados, lo que es increíblemente cierto), pero para muchos esta carta que jugó puede haber sido mucho.

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Para lograr la atmósfera íntima y sobria Zimmer optó por un instrumento inesperado: el órgano. Por sí esta decisión fue polémica. Muchos espectadores han criticado el sonido en Interstellar. Insisto. Al menos en esta categoría, cualquier comparación con Gravity es complicada. Con un décimo del guión de Nolan, Gravity de Cuarón es una obra maestra en todo lo que a categorías técnicas se refiere. Por eso muchos espectadores se fueron molestos con el “sonido” de Interstellar, tanto así que un local de Cinemark de Estados Unidos “culpaba” a Nolan y el soundtrack de Zimmer de lo difícil que es por momentos entender a los actores. Obviamente, esto no es al azar, y Nolan ha respondido a estas críticas maestramente. La claridad, según el director, no se logra sólo a través de diálogos. La claridad se construye a través de capaz, como lo son la imagen y el sonido. Bajo esta premisa, la elección de un órgano hace pleno sentido. Zimmer expresamente optó por este instrumento por motivos científicos. Se trata del que fue, por mucho tiempo, el invento más complejo creado por el ser humano. Además, su analogía con una nave espacial es tremenda. Físicamente, los tubos vienen a ser los estanques de bencina, y el sonido que sale de cada uno es el limitado aliento que tiene un astronauta. Un instrumento tan especial y de tanta significancia, es una forma de entregar claridad para Nolan. Cuando el guión se vuelve implausible, el órgano sube. Cuando nos alejamos cada vez más del planeta, tiene voces que actúan antagónicamente como reverberación. Estos elementos pueden pillarte volando bajo, pero un poco de comprensión nos permite entender que estamos ante un guión que exige bastante más que leer los diálogos para ser entendido.

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En cuanto al análisis de cada canción, es obligatorio, por la anécdota inicial, partir con “Stay”. Precisamente ella corre cuando Cooper (Matthew McConaughey) enfrenta a su hija Murph (Mackenzie Foy) y le hace la promesa de volver sin saber cuándo (ver foto superior izquierda). Cooper debe partir con el dolor de no poder despedirse de ella. A su edad, es imposible que entienda el sacrificio de su padre. Menos sentido le hace la alusión que hace Cooper en cuanto los padres están destinados a vivir como recuerdo. Son casi 7 minutos de canción que evolucionan progresivamente. El dolor de Cooper (foto derecha) al abandonar su granja es magistralmente interpretado por Zimmer, y deben necesariamente escuchar esta canción. Este tema también es recogido en “Detach”. “Stay”, en español, quédate, es un nombre también simbólico. Quienes hayan visto Interstellar entenderán, pero quienes no, inmediatamente pueden centrar su atención en la canción 15 del disco, “S.T.A.Y.”. Esta última incluye el tema de Cooper, del cual hablaremos en un segundo, pero es diametralmente opuesta no sólo por sonar cuando Cooper está en esta otra dimensión que escapa de la racionalidad humana, sino también porque Cooper mira el mismo acto con distintos ojos cuando advierte que no fue elegido por ellos (“they”) para cambiar el pasado. Una y otra son claves en el disco, y comparten el potente amor de Cooper por Murph.

Hablar del tema de Cooper me obliga a volver a las formas de entregar información. Interstellar tiene  un guión sobrecargado que por momentos es difícil de digerir. Sinceramente, hay muchas cosas que sólo entendí cuando vi la película por segunda vez. Así, construir el personaje de Cooper requiere acudir a herramientas extra-guión. Nolan sólo nos cuenta que es ex piloto de la NASA condenado a vivir en su granja por el estado actual de la tierra. El resto, nos lo dice Zimmer en “Cornfield Chase”.  Se trata de la escena en que Cooper persigue el dron indio, advirtiéndonos de ese lado aventurero de Cooper que le implicará, en definitiva, abandonar a sus hijos. A través del órgano (que como nunca recuerda a Koyaanisqatsi de Phillip Glass) vemos a un hombre que, premonitoriamente, nos advierte estar dispuesto a correr riesgos por su objetivo. No es coincidencia que Cooper cruce con una camioneta con una rueda menos un campo de maíz donde la visibilidad es cercana a cero. Se trata de un personaje que (recurriendo al lenguaje Inception) da constantes saltos de fe. Un espíritu aventurero que teniendo claro sus objetivos, no sabe a qué aferrarse, lo que lo convierte en el piloto ideal de la misión. Por eso se llama “Day One” la canción que incluye este tema y es con la cual el Dr. Brand (Michael Caine) convence a Cooper. Su personalidad lo obliga a embarcarse desde el día uno, día que no INTERSTELLARcorresponde al primer día en la nave espacial sino al día en que internaliza y asume la decisión de dejar a su familia. El tema de Cooper, si bien no es el que articula el soundtrack, es el más recurrente. Está en ese final innecesario (“Where we’re going”), en la ya mencionada “S.T.A.Y.”, y otras.

El otro tema fundamental, y quizás donde más luce el órgano, está en plenitud en “Coward”. Como dijo mi amigo Tomás Vergara, la fuerza antagónica se hace esperar mucho en Interstellar. La lucha con el Dr. Mann (Matt Damon), aunque evidente, llena de gloria por momentos el soundtrack. Una canción tan notable que aparece tan poco, no tiene mucho sentido, como por momentos no lo tiene el personaje de Damon. Se trata de una increíble pieza musical que incorpora en un movimiento la traición del hombre de la NASA, el rescate de la Dra. Grand, la muerte de Romilly (David Gyasi), es decir, una canción que nos refleja lo mejor y lo peor de la naturaleza humana.

Interstellar (1)Dos críticas puedo hacer a la banda sonora de Interstellar, y se trata de canciones seguidas en la película y disco, lo que constituye su punto bajo. No me agradó la elección musical en la visita al primera planeta que tiene este particular fenómeno de mareas que parecen montañas (“Mountains”). Sin ser una canción débil, se muestra como una verdadera hermana pobre frente a la canción de Thomas Bergersen, “Final Frontier”, que musicaliza la misma escena en el trailer 3 que incorporamos al final de esta columna. Acto seguido, “Afraid of time”, la canción con que Cooper revisa la serie de videos que durante 23 años le ha enviado su familia (y donde está el primer mensaje de Murph) desperdicia una actuación memorable de McConaughey que dará que hablar por mucho tiempo. En todo lo demás, el soundtrack de Interstellar es sublime. Curiosa decisión comercial que saliera 11 días después del estreno, algo que no es nuevo en Zimmer. De hecho, seguimos esperando el full lenght de su trabajo para “12 Years a Slave” y no una canción aislada.

En definitiva, la conversación de Nolan con Zimmer termina teniendo mucho sentido. Interstellar nos dice que las emociones son la dimensión más importante del ser humano, y lo único capaz de trascender el espacio y tiempo. El amor de un padre a su hija deja en segundo plano otro potente mensaje del guión, que es la forma en que el humano puede asimilar un mundo con más dimensiones a las que estamos acostumbrados. Ambas ideas, y no más, son Interstellar. El resto, viene a ser relleno. La intimidad que logra  Zimmer con la música, en especial por la forma de componer (solo, durante 2 años) y la forma de grabar (algunas canciones en una Iglesia de Londres), logran un sonido único que a la vez transmite mucho significado. La relación religión y humanidad está muy presente en la película, no entendiendo la religión en la forma restringida de “Dios”, sino aplicando el concepto como ese deseo de la humanidad, constante, de buscar explicaciones. Zimmer dio sus explicaciones, dio sus respuestas. No de forma literal, pero son claras. Por eso, después de mucho tiempo, tenemos un soundtrack de Hans Zimmer con identidad, lo que más se criticó a “Man of Steel” el año pasado. Con Interstellar podemos haber observado la construcción de una obra maestra.

2 opiniones en “Hans Zimmer – Interstellar (2014)”

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